Silvia

Me dio un abrazo

"Les Anxovetes" anticiparon el final de la cantada d'havaneres pidiendo a la multitud, dispersa por la playa de Badalona, que dispusiera sus pañuelos. Porque es habitual acabar el concierto agitando rítmicamente los brazos mientras entonamos a coro "La bella Lola":

Ay qué placer sentía yo,
cuando en la playa
sacó el pañuelo y me saludó.

SIL HAVAN 02Silvia conoce el ritual y participa con entusiasmo contagioso del momento. Antes de que le pudiéramos localizar alguna pieza de tela que semejase el moquero prescriptivo, observamos que ya tenía un pañuelo blanco en su mano izquierda y nos lo mostraba triunfante. Una de las cientos de asistentes, que estaba sentada sobre la arena junto a su silla, se lo había facilitado. Reflexioné brevemente sobre lo acontecido, mientras la brisa nocturna y el movimiento acompasado del gentío presente nos insuflaban un cierto sentimiento de comunión festiva. Ocurre con asiduidad: Silvia y las mujeres próximas entablan un diálogo inmediato y silencioso que les lleva a conocer sus limitaciones y sus capacidades, sin mediar certificado médico, sin intercambiar palabra y —lo más sorprendente— sin errores de apreciación. La comunicación se produce incluso a nuestras espaldas —sonrisas, gestos, miradas—. Nos apercibimos, por lo común, en la despedida cuando mi hija, indefectiblemente, le dice a su reciente amistad:

—Yo soy Silvia. Y tú, ¿cómo te llamas?
—Yo me llamo Isabel.

Con los varones conseguir el apego requiere más tiempo, un asentamiento más prolongado de la relación, pero el remate no difiere: simpatía y afecto sin barreras para con ella.

Pero después
se acercó a mi,
me dio un abrazo
y en aquel lazo
creí morir.

SIL HAVAN 04Me pregunto por la causa de esa menor capacidad intrusiva de los hombres para con una persona discapacitada como es Silvia. Quizá tiene que ver con nuestra menor habilidad para decodificar la sonrisa, para comunicarnos con la mirada, para leer los gestos, para confiar. Puede ser que esto último sean tópicos o que esté manejando uno de tantos mitos sexistas, pero los hechos son los que son: el noventa y nueve por ciento de quienes de manera improvisada amistan con ella son mujeres. En el curso de una verbena en las fiestas de Liétor, cuando asistimos a una función de teatro o un espectáculo en la calle... indefectiblemente son mujeres las que "pegan la hebra" con ella.

SIL HAVAN 03He querido incluir un segmento de su participación en la liturgia colectiva que implica cantar la habanera de "El meu avi" (http://martinezdonate.net/archivos/MEUAVI-SILVIA-CORO.mp3). El grupo "Les Anxovetes", que incluyó en el recital no pocas piezas en castellano, tuvo la deferencia de no utilizarla como remate de fiesta. La letra se refiere a unos hechos acaecidos a finales del siglo XIX durante la guerra con los americanos por el mantenimiento de nuestra última colonia en el continente. Pero algunos de sus versos fueron utilizados como recurso de exaltación colectiva encubierta contra la represión franquista. Y aún hoy se siguen usando con tal propósito, en un alarde de presentismo ahistórico que nada tiene que ver con los tiempos que vivimos ni con las condiciones objetivas de nuestro entorno. El caso es que Silvia siguió la celebración con notoria fogosidad. Tiene una disposición envidiable a disfrutar con todo lo que se le ofrece, sobretodo en situaciones familiares y participativas. Es de lo que se nutre su equilibrio admirable y su encomiable confianza en que nadie conocido le hará mal alguno. Su vehemencia no puede tener connotaciones nacionalistas porque ninguno de sus dos progenitores hemos ondeado bandera alguna. Tampoco he coreado ningún himno. Son recursos muy antiguos de ofuscación colectiva que sólo sirven para levantar muros, para separar a las personas, un medio de la edad del bronce que aún contribuye, en nuestros días, a reforzar las tendencias gregarias de carácter religioso y político. En fin, que las banderas y los himnos son auténticas armas de destrucción masivo-convivencial.

SIL HAVAN 01Pero Silvia sólo ve una ocasión más de participar, de hacer algo en conjunción con los demás. Eso es lo que le anima y le motiva por encima de todo. La vida no le ha ofrecido demasiadas ocasiones y aprovecha lo que le llega. Y cantamos con ella para ayudarle, una vez más, a vivir una vida digna y alegre y porque la inconmensurable plasticidad de la mente humana nos permite reinterpretar los signos y los símbolos hasta acomodarlos a nuestra imperiosa necesidad de sobrevivir.

Quan el "Català"
sortia a la mar
els nois de Calella
feien un cremat
mans a la guitarra
solien cantar:
Visca Catalunya!
Visca el "Català"!