"Si no somos capaces de presentaros una alternativa satisfactoria en septiembre, vino a decir la alcaldesa, tendremos que comernos el proyecto de Morera y llevarlo al pleno". Eso dijo a las familias el 25 de julio. Entendimos que aceptaba llevarlo al pleno de ese mismo mes de septiembre. Pero la realidad es mucho más sutil —y traicionera—, porque el plazo lo había fijado ella, unilateralmente, para el día 30 de ese mes, tres días después de la fecha prevista para el pleno. De ese modo nuestra corregidora se autoconcedía una prórroga de 30 días, sin contar para nada con el beneplácito de los implicados. Nada nuevo, porque estamos acostumbrados a cosas como esa: un par de días antes del pleno de octubre se inventarían unos requerimientos pendientes de respuesta sobre el plan de movilidad, pero cuando las familias les exigimos pruebas, no fueron capaces de encontrarlas en otro lugar que en algún recóndito escondrijo de su aviesa imaginación. Y para noviembre... veremos.
Suma y sigue: un par de días antes del pleno de octubre se inventarían unos requerimientos pendientes de respuesta sobre el plan de movilidad, pero cuando las familias les exigimos pruebas, no fueron capaces de encontrarlas en otro lugar que en algún recóndito escondrijo de su aviesa imaginación.
Pero volvamos a la propuesta de MOBBA. Se trata de un inmueble con casi cien años de antigüedad que el ayuntamiento compró hace poco tiempo y que está situado proximo a la estación de tren, en un sitio céntrico. La alternativa fue presentada en la segunda semana de septiembre a tres miembros de la Fundació Badalona Capaç, en una reunión a la que asistió el regidor de urbanisme y el de hacienda. Los presentadores hicieron hincapié en el enorme esfuerzo y recursos humanos empleados durante el verano para fundamentar una propuesta que carecía de respaldo documental y cuyos cimientos se derrumbaban, a ojos vistas, a medida que la iban exponiendo. Las razones del rechazo, que ya anticipamos en aquella primera reunión y que se confirmaron de inmediato, fueron las siguientes:
- El suelo sobre el que se asentaba el edificio estaba calificado como zona verde. Las expectativas de los vecinos se atendrían a aquella condición. La re-edificación del espacio requería un procedimiento previo de recalificación, que necesitaría su tiempo y al que, sin duda, se opondría, legítimamente, el vecindario.
- Una de las esquinas de la manzana se encuentra aún habitada y la vivienda habría de ser antes expropiada, para reordenar la zona. La expropiación es también un proceso negociado y, en ocasiones, engorroso. Implica la participación previsible del juzgado y está también sujeto a plazos inciertos.
- Si se optaba por dar al inmueble un uso distinto del previsto en el contrato de venta (el derribo), al anterior propietario le asiste, indudablemente, el derecho de reversión. Un nuevo procedimiento negociado y costoso, de resultado y plazo inciertos.
- El espacio está sometido a una servidumbre con respecto al titular de la vía del ferrocarril, lo que obligaría a la negociación con la empresa ADIF y a la reducción del espacio de edificación previsto. Del asunto se hizo eco la prensa local.
- El local está actualmente organizado en cuatro plantas y habría de mantener esa edificabilidad para aproximarse a la superficie que necesita la Fundació. Pero han de tenerse en cuenta los obstáculos que determina esa estructura para un colectivo en el que abundan personas con mobilidad reducida. La incorporación de rampas y recursos mecánicos de desplazamiento encarece el mantenimiento y reduce de manera significativa el espacio disponible.
- El espacio urbano en donde se situa el edificio es angosto y difícilmente permitiría el transito de autocares y camiones que atienden a las necesidades de transporte y dedicación prelaboral de los usuarios.
- Considerando los condicionamientos antedichos y en el mejor de los supuestos, la superficie útil sería inferior a la que se precisa para el servicio del centro e inferior a la oferta del centro de La Morera y además no ofrecía posibilidad alguna de crecimiento posterior.
- El edificio de MOBBA, como ya se ha dicho, es antiguo. En el momento de la presentación aún se desconocía el estado de conservación de la estructura, pendiente de las correspondientes "catas técnicas" y si sería preciso o no el derribo de la misma.
- Consecuentemente no había previsión inversora ni calendario.
Uno se pregunta cómo casan esos datos con el exordio del Equip de Govern que nos presentó el proyecto. En aquel largo prólogo nos desgranaron toda una panoplia de pormenores acerca del esfuerzo y dedicación que les había exigido el hallazgo.Todos los detalles conocidos abonaban la idea de una soberana improvisación o una mayúscula metedura de pata, que ilustra sobre el concepto que tienen de sí mismos y de la inteligencia ajena, especialmente de la que afecta a los representantes de la personas con discapacidad intelectual. Pero también sobre la idea que tienen del respeto que merecen aquellos a quienes la Fundació Badalona Capaç representa.
Todos los detalles conocidos abonaban la idea de una soberana improvisación o una mayúscula metedura de pata, que ilustra sobre el concepto que tienen de sí mismos y de la inteligencia ajena, especialmente de la que afecta a los representantes de la personas con discapacidad intelectual. Pero también sobre la idea que tienen del respeto que merecen aquellos a quienes la Fundació Badalona Capaç representa.
El nuevo proyecto se llevaría a cabo a través de lo que técnicamente se denomina una cesión cruzada, o un intercambio de usos. Cada parte −Ayuntamiento y Fundación− conservaría su propiedad originaria y cedería el uso a la otra por cincuenta años. La ubicación en suelo público en condiciones de cesión cruzada es una exigencia para evitar la "libre concurrencia en la concesión" que exige la ley y posibilitar así al consistorio la justificación social de una cuantiosa inversión, por otro lado innecesaria. Para la Fundación la fórmula de "cesión cruzada de usos" resulta una condición inaceptable porque:
- Significa una pérdida práctica de patrimonio. Aunque la propiedad del edificio de la Cros se conserva, tanto el suelo como el uso están cedidos durante medio siglo al ayuntamiento, con lo que la valoración real del mismo, a efectos financieros y para facilitar los objetivos sociales de la Fundación disminuyen de manera drástica.
- La autonomía de la entidad quedaría dramáticamente comprometida. Según el artículo 61 del reglamento de patrimonio de los entes locales, el ayuntamiento puede rescindir la concesión si lo justifican las circunstancies sobrevenidas de interés público. El ayuntamiento también podrá inspeccionar en todo momento esos bienes, así como las instalaciones y construcciones. Además, el concesionario ha de establecer garantías suficientes para asegurar el buen uso de los bienes e instalaciones. ¿Sabéis lo que eso significa? Significa que la fundación estaría sometida a todo tipo de injerencias político ideológicas del gobierno de turno, que difícilmente podría trabajar con un horizonte de largo o medio plazo, que se materializaría de manera efectiva la amenaza de intervención que tan chulescamente lanzó la Asamblea de Guanyem el pasado día 28 de septiembre.
Sorprende que los ecologistas consideraran "fantástica" la alternativa MOBBA, como la consideraba "molt interessant" el regidor Oriol Lladó en el correspondiente tweet. Los primeros no se paraban a considerar que la alternativa sacrificaba el 100% de una zona verde, reconocida y calificada en el centro urbano, a cambio de preservar el 5% de un espacio no reconocido por nigún organismo competente ni calificado como tal.
Pero sorprende, sobretodo, la desidia manifiesta de la entidad consistorial. Porque lanza una propuesta sin fundamentación alguna, no documentada ni estudiada debidamente, sin calendario ni plan de inversión. Una ofensa en toda regla a la Fundación y a sus representados. Aún más hiriente resultaría la presunción de alguno de los más conspicuos representantes del equip de govern que, desde días antes de hacerse pública, venia adelantando que la alternativa resultaba tan suculenta que difícilmente podría ser rechazada por las familias.
¿Viven en un mundo distinto al del resto de los mortales? ¿El poder y los focos les han hecho perder el norte? ¿O lo que buscan es, simplemente, ganar semanas y meses, confiados es que el tiempo es su mejor aliado y que los detractores acabarán reforzándose, los informes medioambientales terminarán siendo adecuadamente amañados y el promotor desistirá por agotamiento vital o por la quiebra de sus propios intereses? ¿O quizá lo que andan buscando es el cansancio y la división de las familias, como indican sus manuales de agitación social? "Qui dia passa, any empeny", dice un refrán popular.
En cualquier caso, quizá un buen negocio para sus ambiciones políticas e ideológicas, un pésimo negocio para su conciencia.