Hacia final del curso, acabado el COU. Un ramillete de opiniones, ilusiones y buenos propósitos. Titubeos iniciales del diario de un adolescente.

Wvelosolex-01-xnvHaciendo malabares .

En clase de literatura, el profesor nos ha hablado de una composición musical suya que se llama, más o menos así: “La Luna y tus ojos, a la orilla del Segura un sábado por la noche después de cenar”. Tiene un aire romántico, “más bien impresionista”, dice él, “pero es más largo el título que la obra”. Resulta un poco cómico eso de “un sábado por la noche…”, pero ese humorismo es el que a mí me gusta.

“Caido de una canalera”. Lo emplea Fidel, en la sala de juegos para indicar que uno es tonto.

Selma Lagerlöff, de la unión del mar y la tierra, cuando se lleva a cabo entre dunas y arenas: “diríase que, por amarse tan poco, quieren mostrarse lo que tienen de menos hermoso”.

Esta mañana, durante la hora de historia, que yo tengo libre, bajé a comprar un cuaderno de notas (en el que ahora escribo) y a llevar la bici al ciclero. A la vuelta, frente al Femenino (instituto) me he encontrado con Tabita. Tal vez se hacía la despistada, o iba demasiado atenta a la conversación de su amiga, porque he tenido que requerir su mirada levantando el brazo. Acaba el jueves y el sábado estará en Liétor. Parecía muy animada. No tanto su compañera, que se alejaba lentamente, como urgiéndola a terminar cuanto antes. Por fin las he dejado para volver al instituto.

Ahorro opiniones y referencias. Hemos arreglado el pasaporte. Dentro de tres días estará listo ¡Ya tengo ganas de lucirlo!

Olvidaba mencionar que en Noé Garrido he encontrado dos diccionarios de sinónimos (150 y 200 ptas. Respectivamente), pero pienso que ineficaces. Ando detrás de uno de 500 ptas. o así, que ví en Herso, para cuando tenga dinero.

Al llegar aquí he cogido, por capricho, La Actualidad y leído un artículo terrible sobre Kontum, en Vietnam del Sur. La ciudad está sitiada y tanto entre los soldados como entre la población civil cunde la desesperación. Los soldados se emborrachan con alcohol de arroz. A la reyerta entre dos soldados acudió un coronel (estos oficiales tienen, por decisión del General Thien, poder absoluto para actuar en caso de rebelión). Un soldado borracho insulta al coronel y éste le dispara a bocajarro. El coronel huye. Nuevos disparos. Dos muertos tendidos junto al mercado, cuatro soldados heridos y varias personas más entre la población civil. Alguna fotografía resultaba desgarradora. Yo comprendo a esta gente sitiada, entregada al alcohol porque es lo único que les queda, pero me resulta difícil entender sus muertes, que cunda la desesperación hasta el punto de jugar como niños con las armas de fuego.

Luego vino Pablo-Alberto a felicitarnos y me encontró en la habitación de Antonio Montano que estaba ocupado con la Historia. Hablamos durante mucho tiempo. Pablo nos contó su experiencia veraniega de trabajo (que yo ya conocía) y también en La Ciudad de los Muchachos (que no conocía). Esto último me parece obra de gigantes y el padre Silva debe serlo, cuando menos de la voluntad. Organizar algo así supone mucha capacidad y mucho esfuerzo, además de fe y constancia.

Volví a leer a Gandhi y luego he tomado apuntes de una entrevista con Serrat que traía La Actualidad: “… yo no he creído nunca en la caridad de la beneficencia, creo en la caridad de darse uno mismo y luego, si también hay que dar dinero, pues se da.” Esto me ha parecido algo vago ¿Qué entiende por darse a sí mismo? De la entrevista he sacado algunas notas profesionales buenas y he visto que el estilo es muy parecido al de “La campana de plata”. Tiene gracia para introducir las preguntas y para formularlas. Esto es lo principal, creo.

Después de comer he cogido unos discos de música clásica y me he puesto a escucharla en mi cuarto… Vino luego Ramón y me dijo:

- O sea, que aunque me salga… pues bueno, tan amigos, como siempre.

Era para haberle contestado: ¿Es que hemos sido amigos alguna vez?

No obstante, imitando un poco a don Paulino, sólo se me ocurrió contestar, con cierta ambigüedad:

- Por favor, Ramón, no digas tonterías.

Creo que eso dejó las cosas en su sitio. Me pidió las llaves de la bici y aún no me las ha devuelto. Supongo que me habrán gastado toda la gasolina de la velosolex.

Al cabo llamó mi tía Mercedes. Estaban en Santa Cristina y me felicitaba al llegar. Bueno, ha sido un buen detalle que sólo ella ha tenido. Inmediatamente me he desplazado y hemos estado hablando durante más de una hora. Creo que habré disipado sus dudas con respecto a mi paso a Valencia. En lo de París se ha mostrado recelosa. “Aquello es un infierno”, venía, más o menos, a decir. Y añadió algo que no he entendido bien:

- Sí, porque ir allí sólo por ganar dinero, no merece la pena.

Se interesó mucho por mis ánimos. Yo le he dicho que necesitaba repararlos y avivarlos un poco este verano.

- Mal tiempo para hacerlo, ha sido su respuesta.

Sobre mis opiniones acerca del del clero parece algo escéptica y me ha pedido que le explicara algo más. Me ha dado a entender que se notaba mi afición a la lectura. Del periodismo: “no sé a quién has salido tú”, me ha dicho. Lamento que quizá me haya sobrepasado al hablarle de mí, de mis éxitos escolares y del trabajo en la revista. Pretendía asombrarla. Ella se ha confesado ignorante en muchos asuntos y también torpe. Tiene una humildad extraña y admirable. Al menos creo que valora mi modo de ser, lo bueno que hay en mí. La religión la entiende a su modo. No sería fácil hacerle comprender algunos de mis puntos de vista, si es que alguno tengo. Pero confío en que no lo intente. Al final, me ha invitado a merendar un café con leche y galletas.

Al volver a casa he hablado largo rato con Pontes, mientras escuchábamos música. Ha vuelto el asunto de Pili, que yo tenía olvidado. Qué valientes son, en sus pueblos, para tratar con chicas hasta el punto de salir solos y verse en trance de declararse. Al final, creo que le he dicho:

- Todos estos fracasos nos ayudan a valorarnos mejor y medir nuestros pasos.

Una digna respuesta, ¿no?

En la misa, Melquíades ha pedido por los que celebrábamos nuestra fiesta onomástica. Y Pontes, nada más acabar el anterior, ha repetido:

- Por Abel Martí Montero, que hoy celebra su santo…bueno, por todos los abeles de la comunidad.

Hubo risas. Al menos alguien (que sea Pontes tiene mucha importancia) se ha acordado de mí en particular.