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Categoría: Silvia

Hoy cumplo 36 años. En esta ocasión he soplado las velitas un poco mejor. Soplar es para mí un auténtico récord, como la gente esa de la tele, que asciende unas montañas altísimas y no se muere de frío.

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OS NECESITO, PARA SEGUIR ADELANTE.

Cada uno tiene sus propios retos y los míos son bastante sencillos: conseguir que no se me atragante la comida, aguantar el dolor de los huesos cuando me sientan o me tienden en la cama con ayuda de la grúa, beber sin que se derrame el agua sobre el vestido, pronunciar alguna palabra nueva de vez en cuando, pasear en la víspera de San Juan y que el ruido de los petardos no me ponga histérica…

 

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TODO LO QUE VALE LA PENA

Y no creas, es mucho lo que he avanzado en todo este tiempo. El año pasado, sin ir más lejos, me estuve entrenando para meter la cabeza debajo del agua, en la piscina de El Cerrillo.

Me gusta mucho aprender cosas, casi tanto como viajar con mis padres, dormir en los hoteles, bailar, recibir regalos, ver telenovelas, cantar karaoke y reunirme con la familia y los amigos. Por eso he preparado este vídeo, para que os distraigáis un ratillo con mis cosas, porque yo me lo paso muy bien con las vuestras.

Pero tampoco quiero abusar. Así que os iré contando mi vida a sorbitos cortos, sin prisas. Tengo mucho que decir y que mostrar, porque es mucho lo que he vivido y porque mi papá, que es un poco maniático del orden de las cosas, lo guarda y lo organiza todo. Yo sólo tengo que abrir el cajón y empezar a recordar.

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EL FINAL DEL TÚNEL

Qué raras han sido las últimas semanas después del accidente. Desde ahí adentro, mientras crecía sin parar, todo me parecía discurrir como a cámara lenta. El más agobiado era mi papá, muy torpe en los asuntos sencillos, como cuando tiene que ir al mercado o limpiar la casa. Se nota que no lo ha hecho antes, que lo suyo es otra cosa.

Pero ya estoy aquí. Veo a mis padres esperanzados y atentos y también algunas caras nuevas, gente a la que no conozco. Todos me miran con insistencia y curiosidad, como si quisieran encontrar algo que no son capaces de ver, todavía.

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¿DE DÓNDE SACAN EL CORAJE?

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Ya ha pasado algún tiempo. El ajetreo inicial ha desaparecido. Nos hemos quedado solos en esta casa tan grande y tan fría de Hellín, mi pueblo natal. Pero ellos, mis padres, continúan observándome con minuciosidad. Me parece que les preocupa algo, porque hablan en voz baja acerca de mi cabeza y de mi postura cuando duermo. Hoy me han llevado al hospital de Albacete y el especialista les ha dicho que se tranquilicen, que lo que tanto les preocupa sólo es el fruto de su obsesión paterna, que mi sistema neurológico es perfecto y mi desarrollo normal. Una verdadera eminencia, este médico.

 

HACERSE A LA IDEA

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Ahora estoy ya crecidita y mis padres parecen más contentos. Comienzo a entender lo que me dicen, sonrío y disfruto haciendo cosillas. A ellos les ha costado más que a mí acostumbrarse. Es natural, esperaban otra cosa. Pero me quieren mucho, me llevan a todas partes y juegan conmigo. ¿Qué mas puedo desear? Bueno, me gustaría hablar y caminar como los demás niños de mi edad, pero ya tengo claro que eso será complicadillo y prefiero no darle más vueltas, porque se preocuparían aún más.

 

FREQUENTLY ASKED QUESTIONS

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Tengo devoción por mi hermano Toni que en cuatro días se ha hecho tan alto y tan guapo y que además sabe 

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mucho de informática. Me fijo en él y en todos los demás niños más jóvenes y me surgen preguntas que no atino a contestar. ¿Cómo es que casi todos los que han llegado después consiguen permanecer sentados sin ayuda, caminar y hacerse entender por todo el mundo? Son preguntas que se cuelan en mi cabeza sin llamar y a veces quieren quedarse ahí un buen rato y manchar de tristeza algunos momentos de mi vida.

Pero yo sé que a la gente le agrada que sonrías y que has de pensar en lo que tienes y no en lo que te falta. Esto último lo repite mucho mi papá, que se pasa el día achuchándome y que casi nunca se enfada conmigo.

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SUEÑOS DEL AMANECER

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Algunas veces, en el desayuno, mis padres se cuentan los sueños que han tenido durante la noche anterior. Lo hacen en voz baja, pero yo los oigo, porque la cocina queda justo al lado de mi habitación y además tengo el don de oír lo traspuesto, como advierte mi mamá. Y dicen que me ven caminando, como una zagalona de verdad. ¡Pobrecillos, creo que aún no se han hecho a la idea, con el tiempo que ha pasado ya!

Hablan también de noticias sobre avances tecnológicos y médicos, sobre exoesqueletos y cacharrerías inventadas por científicos de paises que yo no he visto ni posiblemente veré.

Me gustaría tranquilizarlos y decirles que ya lo han hecho todo por mí, que tengo una buena vida y que aún me esperan muchas alegrías. Que vivan ellos, como si su hija Silvia fuera la más feliz y prometedora de las criaturas. Así es como me veo yo y así es como me gustaría que me viera todo el mundo.

 

MI MADRE, MI ESPEJO

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Cuando sea mayor, me gustaría parecerme a ella. Mi papá la mira muchas veces como embelesado. Y mi papá no se interesa por cualquier bobada. Así que me gustaría ser como mi madre y que alguien me mirara, también, algún día, con esa cara de tonto.
Me tranquiliza que la mire de esa forma porque así puedo estar segura de que se ocuparán de mí y me cuidarán los dos juntos, con el entusiasmo de siempre. Uno solo no creo que pudiera sobrellevar la atención que necesito. Por eso me parece que algo de suerte sí que he tenido, después de todo.

LOS RECUERDOS MÁS TRISTES

p19Aunque todos me tratan como a una niña, a lo largo de estos años, he visto morir a algunas personas que me querían. Muchas de ellas eran ya mayores, pero otras no tanto. A la que más echo de menos es a mi tía Francisca, porque me apretujaba continuamente y me llevaba al baile en los veranos de Benidorm. La ví muy pequeñita en el tanatorio, como si hubiera encogido. En la misa de despedida, mi papá leyó un discurso de los suyos, de esos que casi te hacen llorar.

MÉDICOS, QUIRÓFANOS Y HOSPITALES

p04Yo no he muerto todavía, pero también he sufrido lo mío, no vayáis a creer. He pasado un montón de veces por el quirófano: que si los ojos, las muñecas, las caderas, la columna… Una vez estuve a punto de palmarla, porque mi corazón se gripó durante una transfusión de sangre. Hubo suerte, dijeron los médicos, y todo quedó en un susto. Pero yo sabía que mis padres estaban a un pasito, pendientes de mí. Y eso te da fuerzas y también te da ganas. Ahora ya me desenvuelvo muy bien con los médicos: al comenzar la visita les hablo sin miedo, como si fueran amigos de toda la vida, luego les echo un piropo y ya está, ya los tengo de mi lado y no se atreven a hacerme daño.

¿A QUIÉN SE LE OCURRE ..., ADELANTAR EN UNA CURVA?i34

De cuando en cuando les pregunto a mis padres por qué no puedo andar. Muchas veces me han contado que tuvieron un accidente de coche durante el embarazo. Lo sé desde hace treinta años. Pero me gusta que me consuelen, porque así también se consuelan ellos. Cuando se esfuerzan en darme a mí esperanza se la están dando a ellos mismos, lo noto en su cara y me siento mejor.

COSAS QUE ME SOBRAN

p11Mi papá, que es un hombre muy leído y cavilador, y al que los achaques de la edad están volviendo algo sentencioso, me dice que lo único importante es querer mucho y que te quieran. Y me deja muy contenta porque, aunque me falten otras cosas, de eso voy realmente sobrada.

GRACIAS POR VENIR Y SENTARTE A MI LADOa24

Quiero contaros ahora algo que he aprendido casi sin ayuda. Yo no sé leer niguno de los muchos libros que hay por casa, pero puedo comprender con mucha claridad lo que dicen las caras y los ojos de las personas. A veces disimulo por conveniencia, pero la verdad es que nadie me puede ocultar lo que piensa o lo que siente. Menos que nadie mis padres o mi hermano.

 Bueno, pues he aprendido que es fantástico tener amigos como vosotros, de los que te aguantan las confidencias, de los que comparten sus esperanzas y sus tristezas, de esos que nunca faltan en el día de tu cumpleaños.

Os espero siempre. ¿Sabéis por qué? Pues por lo que os decía al principio: para seguir adelante con la misma ilusión que hasta ahora.

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