Con motivo de un tweet arrojado, de manera intolerable y altanera, a la cara del edil F. Ribot (ERC), tras unas declaraciones en las que hace gala de coherencia política.

Cuando resultó patente que la Fundació no aceptaba Montigalà, los de Guanyem se retractaron, sin el menor empacho. Los de ICV también, aunque de manera entre ambigüa y eufemística (ni sí ni no, sino todo lo contrario). Pero ERC ha mantenido el tipo, al menos formalmente, aunque las últimas declaraciones del regidor d'urbanisme, sr. Lladó, suponen un retroceso aparente, un quiero y no puedo, como una dilusión embrionaria del mensaje primero. ¿Cómo interpretar si no su afirmación de que Morera es una opción "estudiable", si hasta ahora se trataba de una opción "válida"? Hay mas detalles sobre la evolución formal que sin duda estudiaremos oportunamente.
Volvamos al tono del mensaje con el que iniciábamos este post: "... saps de sobres que a Morera no anirà [la Fundació Badalona Capaç]", reza el comunicado del grupo que dice defender las excelencias medioambientales del Turó.
Si eso lo hacen públicamente, ¿qué no harán entre bambalinas?
Habráse visto... ¿Cómo pueden dirigirse con esa arrogancia a un representante electo? ¿No es una suerte de matonismo? ¿Cómo podemos pretender que decida democráticamente el pleno del ayuntamiento de Badalona sobre un asunto controvertido si un grupo de ciudadanos se conduce con tal engreímiento e insolencia ante uno de los miembros del gobierno y del pleno que disienten de su postura? Si eso lo hacen públicamente, ¿qué no harán entre bambalinas? ¿Cómo permite el gobierno y el pleno una intromisión tan flagrante? ¿Es a esto a lo que llaman "democracia participativa"?
No entraré aquí a discutir acerca de los valores de ese espacio ni del hipotético y falso efecto que la construcción de dos nuevos supermercados hubieran de tener sobre el pequeño comercio local. Ni uno ni otro tienen más contenido objetivo que el que mediáticamente y de manera amañada, se les ha querido dar. Lo hemos analizado y lo seguiremos haciendo, con arreglo a los datos que se nos aporten. Lo que quiero resaltar es que hay formas y modos que resultan absolutamente impropias de un entorno democrático y por lo mismo, absolutamente intolerables: las decisiones políticas corresponden a los representantes de los ciudadanos y tienen su expresión práctica y normativa en las votaciones del pleno. Ningún subgrupo de partidarios puede arrogarse unilateralmente esa representación.