No es un montaje. Os lo aseguro. Estaban los alumnos de primero (de ESO) preparando el final del trimestre y decidieron aportar, solidariamente, algunos elementos culturales a la fiesta del día siguiente. Uno de ellos apuntaba en la pizarra las alternativas.

VEVIDASLa ortografía imposible.

Asistía yo atónito (sorprendido y mudo) al espectáculo. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Y a fe que la tenía, de que alguno advirtiera como un cierto malestar en sus entrañas, viendo lo que se veía. Vana ilusión. Trascurrían los minutos y el único debate posible tenía que ver con la excelencia de los "pelotazos" frente a las lays.

Ni el más mínimo comentario, ni una observación sobre lo que estaba cayendo. Acabó la clase como había empezado, bajo el efecto narcótico de la Navidad inminente. Preferí no decir nada, tampoco yo, por esta vez, y dejar lo escrito a la vista de todos, como un absceso impúdico. Por si surte algún efecto.

Es evidente que ellos no aprenden, pero nosotros tampoco.