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¿Cuál es el paisaje, después de la batalla?
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- Creado el Miércoles, 05 Octubre 2016 18:36
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Con todo lo que acontece, pierde la ciudad, pierden los valores cívicos, pierde la política y pierden –otra vez– las personas con discapacidad intelectual.
La ciudad pierde una inversión millonaria en equipamiento social. La construcción del nuevo centro ocupacional pretende llevarla a cabo el ayuntamiento con recursos de inversión propios (o ajenos, eso da igual, porque en todo caso desatenderán otras necesidades) en una ubicación alternativa. Es una pérdida irresponsable en un momento de enorme desequilibrio entre los medios financieros y emergencias sociales. Es evidente la urgencia de atender las necesidades del centro ocupacional, pero hacerlo como se pretende hacer, cuando sobre la mesa tenemos un proyecto viable y gratuito ¿no es un acto de prevaricación? Intentar pagar las propuestas alternativas (Mobba, Montigalà) con presupuesto metropolitano, como pretende el gobierno, constituye una burda estrategia para hacer creer que se utilizan recursos ajenos a la ciudad.
Al amparo de esos valores insolidarios y egoistas, se ha instrumentalizado el sentimiento ecologista y de protección medioambiental.

Hay militantes activos en la construcción de infundios constantes, que confunden fines y medios, capaces de levantar una inmensa quimera para defender su estatus personal o anteponer el vuelo apacible de las mariposas al bienestar de las personas con discapacidad intelectual. Y tienen luego la impudicia de sobreimprimir el logo de Badalona Capaç en sus pancartas contra Mercadona.

Es una evidencia que las decisiones de gobierno han venido condicionadas por un grupo menor de la coalición que le sustenta. Ha sido una presión durísima y persistente a la que no se ha querido o sabido resistir a tiempo, tampoco por parte de los otros miembros del pacte de govern (ERC, ICV).

Los valores que habrían de sustentar una convivencia civilizada y basada en un cierto orden moral, ni están ni se les espera. Y probablemente quien menos claros los tiene es nuestro gobierno municipal, que ha titubeado y alentado, por acción a veces, por omisión otras, actitudes y actuaciones manifiestamente cuestionables
Demasiados cadáveres quedan sembrados por el camino. Demasiado dolor. Y, sobretodo, la constatación de que no importan los valores que defiendas ni su fundamento. Si gritas y amenazas con el ímpetu suficiente, tendrás la política a tus pies. Esa es la lección ofrecida a la ciudadanía. Y no pocos se han quedado con la copla. Los valores que habrían de sustentar una convivencia civilizada y basada en un cierto orden moral, ni están ni se les espera. Y probablemente quien menos claros los tiene es nuestro gobierno municipal, que ha titubeado y alentado, por acción a veces, por omisión otras, actitudes y actuaciones manifiestamente cuestionables, como queda escrito.
Demasiados cadáveres quedan sembrados por el camino. Demasiado dolor. Ante nuestros ojos se presenta un gigantesco trabajo de reconstrucción, del que se apartarán sin duda quienes más han contribuido a esta perversión de los valores cívicos.
¿Es todo devastación? Se salvan las familias y las personas con discapacidad intelectual que han participado con entusiasmo y abnegación. Y que han sufrido, en sus carnes, las constantes arremetidas miserables de los ecologistas, de los comerciantes y de algunos vecinos de la zona. Se salvan los miles de ciudadanos que nos han firmado (4.500 en la segunda quincena de septiembre) y para quienes resulta increíble lo que están viendo sus ojos; esos que aún conservan el sentido común y a los que no corroe el sectarismo. Se salvan los representantes políticos —la mayoría, afortunadamente— que han mantenido una actitud coherente y definida durante todo el proceso, huyendo del oportunismo político... Es muy posible que también te salves tu, querido lector, que contemplas atónito lo que sucede a tu alrededor, en este increible laberinto badaloní, y sientes que nada de lo que ves encaja en los parámetros morales y sociales en los que te educaron y sobre los que, laboriosamente, has ido construyendo una existencia de sensibilidad, de sentimientos solidarios y de razón práctica.
Queda un dificilísimo trabajo de reconstrucción.